Casi no son capaces de aguantar el equilibrio, avanzan a trancas y barrancas y caen al suelo con frecuencia. Pero siempre se levantan y vuelven a la carga. Se llevan golpes que a cualquier otro dejarían fuera de combate durante horas, pero ellos encajan lo que sea. Sin pestañear. Sólo reculan levemente. Dar un paso atrás para poder dar después dos hacia adelante. Así son estas criaturas. En mis lejanos tiempos de sesión doble en el cine del barrio les llamaban 'zombies', ahora les han rebautizado como 'The walking dead' (los muertos que caminan). Lo más parecido entre los vivos es un equipo de baloncesto que se llama Barça Regal.
El equipo azulgrana ha muerto varias veces esta temporada y en todas ellas ha resucitado. Puede que pierda esta Liga Endesa (el Madrid es un rival enorme y posiblemente con más talento) pero nadie le puede ganar a este Barça la batalla de la competitividad. Ese espíritu luchador fue el que hizo que un equipo que entró de puntillas en la última Copa del Rey acabara levantando el título en Vitoria. O que un equipo que ha sufrido esta temporada tantos problemas físicos, incluidas las bajas definitivas de Mickeal y Jawai, haya llegado hasta la gran final y esté tratando de tú a tú al gran favorito.
Ayer el Barça Regal ofreció el último ejemplo de carácter y superación. A pesar de que Lorbek acabó en el hospital y se perdió toda la segunda mitad, de que el Madrid llegó a colocarse 14 arriba a once minutos del final, de que los problemas de faltas le obligaron a jugar tras el descanso varios minutos con la atípica pareja interior Mavro-Todorovic, a pesar de que Mirotic clavó un triple a 50 segundos del final que hubiera apuntillado a cualquier otro, a pesar de todo ello 'The walking dead' están hoy más vivos que muertos.
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